domingo, 23 de março de 2014

“O mal na Coreia do Norte é quase como o Holocausto”





Entrevista con un autor del informe que documenta crímenes contra la humanidad en Corea del Norte

ELPAÍS

El investigador especial de la ONU sobre los derechos humanos en Corea del Norte, y coautor del reciente informe en el que se documentan crímenes contra la humanidad, jamás ha podido entrar en el país desde que ostenta ese cargo. Pero Marzuki Darusman (Yakarta, Indonesia, 1945) conoció Pyongyang hace 15 años cuando era parlamentario. “Estaba muy limpio. Era como una clínica”, recuerda desde Ginebra en una entrevista telefónica.
Pregunta. Las atrocidades del régimen de los Kim eran conocidas pero ahora la ONU le acusa de los peores crímenes.
Respuesta. Da una imagen completa de lo que ocurre. Hasta ahora solo teníamos una imagen fragmentada. Pero este informe lo reúne todo: los testimonios, los expertos, otros informes. Es la imagen completa de un sistema totalitario sin comparación en el siglo XXI.
P. ¿Cómo debe responder la comunidad internacional?
R.Debe seguir con la investigación para procesar a los principales responsables de esos crímenes contra la humanidad, que se han perpetrado, se perpetran y se seguirán perpetrando en el futuro inmediato. Sugerimos que el caso vaya a la Corte Penal Internacional. Aunque sabemos que existen limitaciones como que no se pueden perseguir los crímenes anteriores al 2002 [fecha de la entrada en vigor del Estatuto de Roma]. Pero es un inicio. Y los casos de secuestro y de desapariciones forzadas no prescriben, se pueden investigar hasta que se localice a la víctima.
P. Pero es probable que China, el gran aliado de Pyongyang, ejerza su derecho a veto en el Consejo de Seguridad. ¿Qué ocurrirá entonces?
R. China ha dicho que derivarlo a la CPI no ayuda. Pero aún queda un mes [para presentarlo a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU]. Lo esperado es que Pekín lo vete, pero sería una agradable sorpresa si China no lo bloqueara.
P. Las negociaciones políticas sobre el programa nuclear han fracasado. ¿Obedece a ese fracaso la decisión de judicializar el asunto?
R. Ambos asuntos no están realmente conectados. El nuclear es un asunto en sí mismo, pero sí es cierto que la situación de seguridad influye en la represión. Si la tensión sube en la península, automáticamente los que intentan huir se encuentran con la frontera [con China] más herméticamente cerrada y las sanciones de aplican con mayor rigor. Y, si la tensión se relaja, la gente tiene más posibilidades de cruzar la frontera.
P. Admite que la ONU no espera cambios inmediatos mientras persisten crímenes brutales. ¿La única salida que les queda a los norcoreanos es huir a China y evitar que los repatrien?
R.Sí. Por eso mencionamos por primera vez a China en un informe y le instamos a que respete el principio de no devolución y no los entregue a Corea del Norte porque, además, no los considera solicitantes de asilo sino refugiados económicos. Tratan el asunto como un asunto de inmigración.
P. ¿Por qué decidieron hacer audiencias públicas?
R.Era esencial que fueran públicas. Son historias pavorosas, inimaginables en términos de la capacidad de resistencia del ser humano y de infligir daño a otros. Es casi como el Holocausto. ¡Es tan increíble! Nadie puede aceptar estas violaciones. Este informe nace de historias contadas por personas que las han vivido y que siguen traumatizadas, y que aún sienten un daño intolerable. Fueron muy valientes de salir, de dar la cara, identificarse y dar su testimonios. También recogimos muchísimos testimonios de manera confidencial, testimonios de gente que no quería arriesgare a que el régimen tomara represalias contra su familia. En términos de la ley internacional son crímenes contra la humanidad que duran hace tiempo y que pueden ser perseguidos. No es un asunto nacional.
P. ¿Y si la comunidad internacional no pasa a la acción?
R. Estamos en el punto álgido de los esfuerzos de los últimos diez años. Los norcoreanos han desplegado una hábil y exitosa estrategia de negarlo todo porque la información hasta ahora era fragmentada. Era más un asunto político que llevaba a conflictos bilaterales, con Japón, con Corea del Sur, con Estados Unidos. Nunca ha sido un problema de la comunidad internacional. El informe intenta ser un compendio de todas las pruebas que hay. Esa es la primera diferencia: salir de la vía política e ir a la vía judicial. Puede que no ocurra pronto. Pero esto es un inicio. Si el informe es aceptado en el Consejo y se aprueba una resolución entraremos en una nueva fase donde la comunidad internacional actúe unida.

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